Greenpeace incluye a la Costa Cálida entre las que perderán playas en diez años

El Puerto de San Pedro del Pinatar, Portmán, el tramo de costa desde El Gorguel hasta la Azohía, Puerto de Mazarrón, Calnegre, Calabardina y Águilas sufrirán retrocesos importantes en su costa, según refleja el informe ‘Crisis a toda costa’. La subida del nivel del mar, el aumento de la temperatura marina, la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos y la turistificación masiva, principales causas de peligro, según el grupo ecologista.



Greenpeace presenta hoy el informe Crisis a Toda Costa 2024. Análisis de la situación del litoral ante los riesgos de la emergencia climática, donde realiza una radiografía del estado de los más de 8.000 km de costa española ante las amenazas que vienen.

Riesgos en el litoral

No hay región costera española, y la Región de Murcia no es una excepción, que no esté expuesta a riesgos por exceso de urbanización e infraestructuras, contaminación, la construcción de barreras artificiales (como diques, espigones, paseos marítimos o puertos deportivos), el despilfarro de recursos naturales y el encauzamiento, soterramiento y desvíos de cauces fluviales. Todas estas actuaciones han provocado desequilibrios que se traducen en el retroceso y la pérdida de las playas, y con ellas, su función de barrera protectora, lo que supone un riesgo para millones de personas residentes en el litoral.

En la costa murciana tiene uno de los peores ejemplos de las consecuencias de las malas prácticas humanas sobre los espacios naturales de la costa: el Mar Menor. El grave deterioro de sus valores naturales excepcionales, por sus especiales condiciones de salinidad y temperatura debido a la extremada presión a la que se ha visto sometida -tanto por la urbanización como por el aporte de residuos agrícolas-, ha convertido a esta singular laguna salada en una sopa verde con aguas muy contaminadas y degradadas. El exceso de aportes de fertilizantes de la agricultura de la zona están llevando a la laguna al colapso total (ya ha habido varios episodios de colapso, el primero en 2016, el segundo en 2019 y el último en 2021).

No es el único punto afectado por la contaminación. Estamos ante una de las regiones sancionadas por la Justicia europea debido a la contaminación provocada por los vertidos agrícolas y ganaderos y la falta de medidas para poner solución a la contaminación por el nivel excesivo de nitratos en las masas de agua.

A estas malas prácticas hay que sumar las debidas específicamente al cambio climático: la subida del nivel del mar, el aumento en frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos (como olas de calor, sequía, lluvias torrenciales, temporales, huracanes, incendios e inundaciones), el incremento constante de la temperatura de mares y océanos y la pérdida de oxígeno disuelto en el agua, que dispara de forma exponencial los riesgos.

  • La subida del nivel del mar, según las previsiones de la NASA, ocasionará la pérdida de playas en la totalidad del litoral. Los tramos en mayor riesgo para 2030 son: Puerto de San Pedro del Pinatar, Portmán, tramo de costa desde El Gorguel hasta la Azohía, Puerto de Mazarrón, Calnegre, Calabardina y Águilas.
  • Más eventos meteorológicos extremos y más intensos. El agua más caliente se evapora más y esto provoca la formación de DANAs y temporales más potentes y peligrosos, aumentando los daños por inundaciones. El 17% de las viviendas en la Región se sitúan en zona inundable (la cifra más alta de toda España), con Cartagena y sus más de 15.000 viviendas en riesgo a la cabeza.

“Durante décadas hemos deformado la costa a nuestro antojo, pero eso ya no funciona más. Ya no llegamos a anticiparnos al problema, porque ya está aquí, pero las soluciones tienen que ponerse en marcha con urgencia. Todo retraso resultará en mayores costes económicos y humanos”, explica María José Caballero, responsable de Costas en Greenpeace España.

Soluciones para la costa

Es urgente hacer frente a estos riesgos. Tan sólo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40% del retroceso de las playas de todo el mundo. También son necesarias medidas de adaptación a todos los niveles (municipal, autonómico y estatal) que minimicen los daños y busquen soluciones reales y duraderas. Las soluciones aplicadas hasta ahora, como las regeneraciones artificiales de playas y la reconstrucción de paseos marítimos, ya no sirven. Cada nuevo temporal destruye las costosas intervenciones artificiales que no atienden a la raíz del problema. Sólo entre 2016 y 2020 se gastaron cerca de 60 millones de euros en la reposición artificial de arena en las playas.

Las soluciones han de ser locales, porque cada tramo de litoral tiene características propias, pero deben ser acordadas por las administraciones y participadas por la ciudadanía de forma urgente. Proteger y conservar las playas supondría un beneficio 150 veces superior a dejar que sigan deteriorándose.

“La costa nos protege de los eventos meteorológicos extremos y la subida del nivel del mar provocados por el cambio climático, pero seguimos maltratándola. La pérdida de sus características naturales tiene que revertirse para que pueda protegernos”, explica Caballero.

Para revertir la situación actual, resulta imprescindible:

  1. Aplicar políticas ambiciosas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y normativas de adaptación y protección de la costa de acuerdo con lo que marca la ciencia.
  2. Devolver la calidad ambiental a los espacios costeros para tener sistemas naturales estables que protejan de los peores riesgos.
  3. Acabar con la contaminación que empobrece la calidad de las aguas y nos supone el pago de cuantiosas multas a la Unión Europea.
  4. Poner coto a la turistificación masiva a través de medidas como la limitación de vuelos y cruceros, el establecimiento de tasas por pernocta que repercutan en la mejora de los servicios públicos y la regeneración de ecosistemas o la limitación de alojamientos turísticos y la participación ciudadana en la planificación turística.
  5. Introducir las previsiones sobre el cambio climático en la planificación urbanística y de infraestructuras.
  6. Impedir la construcción de infraestructuras y la urbanización que generen barreras artificiales que hacen de pantalla e impiden que la arena se deposite en las playas y aumentan la virulencia de los temporales marinos.
  7. Conservar y facilitar la expansión hacia el interior de marismas y humedales (son grandes disipadores de la energía del mar y, por tanto, muy buenos aliados en la protección). Prohibir proyectos en estas zonas y retirar las que existan.
  8. Revisar los deslindes (la delimitación) que determinan el dominio público marítimo-terrestre (100 metros en zona no urbanizable y 20 en zonas urbanizables),  que constituye la zona mínima de protección frente a DANAS, temporales y la subida del nivel del mar.
  9. Recuperar las zonas inundables. En España, las inundaciones son, después de las olas de calor, el segundo fenómeno natural que más muertes provoca. Liberarlas de construcciones (su presencia aumenta exponencialmente los daños y riesgos) y recuperar los cauces naturales de ríos y avenidas.
  10. Promover la investigación científica de las afecciones provocadas tanto por las barreras artificiales como por el cambio climático en los ecosistemas, las especies marinas y la salud de las personas.

* INFORME COMPLETO: pinchar aquí


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