El arte de trabajar el esparto se salvaguarda en El Garbanzal
Las asociaciones de amas de casa y de vecinos de la villa imparte clases, los lunes por la tarde, de elaboración de diferentes productos con las fibras obtenidas de plantas silvestres de la familia de las gramíneas.
Desde hace miles de años se ha trabajado el esparto para crear diversos objetos que, en su día, eran básicos para el día a día, como cestos, calzado y otros. En los últimos tiempos otros materiales y procesos de elaboración lo apartaron y si se hacía algo ya era con sistema mecánico en lugar de artesanales.
Sin embargo, el arte de tejer la pleita de esparto de forma manual no debe perderse y con ese fin hay un grupo de personas en el local social de El Garbanzal que cada lunes por la tarde se reúne para aprender en este trenzado de fibras.
Así llevan un año, siendo el profesor Laureano Ibáñez (en las fotos con una sudadera con una gran 'K'), quien entonces propuso a las asociaciones anfitrionas dar las clases "para que no se perdiese esta tradición que en su día se practicaba mucho en esta zona", explica quien aprendió de su padre, Rafael Ibáñez, en el pueblo de Isso, en Hellín (Albacete), y quien aporta el material para las clases.
Al grupo se van incorporando nuevos interesados en esta práctica, con lo que hay diversos niveles entre el alumnado, pero un factor común, como es que quedan 'enganchados'. "El esparto me relaja y cuando son épocas que no hay clases, las echo mucho de menos", indica una de las alumnas, coincidiendo la mayoría que el buen ambiente de tertulias acompaña a las clases.
En una mesa próxima vemos cestos, esparteñas, cachuleros (para los caracoles) y capazos, entre productos creados, además de una cesta de palmera. En la mesa de trabajo, una aprendiz forra una calabaza de esparto. La imaginación también tiene licencia en este arte de elaboració en onda, en trenza...
Las clases se imparten los lunes de 17 a 19 horas, pudiendo acudir solo socios de ambos colectivos. Recordemos que ser socio sólo cuesta 3 euros al mes.