Una crónica personal para volver a los orígenes del Cante de las Minas
Blanca del Rey presenta la obra póstuma de Esteban Bernal Velasco, en la que el fundador del Festival realiza un recorrido de las 11 primeras ediciones. La agenda cultural del festival se cerró con la entrega del galardón 'Pencho Cros' a la localidad granadina de Montefrío y del 'Carburo de oro' a Ignacio Pérez Péramo.
Recordar la historia permite saber de dónde venimos y hacia dónde podemos ir. La Unión muestra con su Festival Internacional del Cante de las Minas que hay que hacer memoria y transformar la dureza en arte, en oportunidades y en futuro, y aunque ahora esté consolidado a nivel mundial, sus inicios no fueron fáciles para aquella mente que tomó el testigo de la ‘osadía’ de Juanito Valderrama para crear un evento cultural; era la mente de Esteban Bernal Velasco.
El que esta considerado como el ‘padre’ del Festival y que fue alcalde de La Unión entre 1961 y 1972, deja a título póstumo una obra que recoge esos inicios bajo el título ‘Crónica personal de las once primeras ediciones del Festival Nacional del Cante de las Minas’, en la que se muestran los pilares sobre los que se sustentó en esas primeras ediciones el certamen, y que ha sido presentada en la última jornada de la Agenda Cultural por la coreógrafa Blanca del Rey, guiada por Ana Belén García.
Juanito Valderrama se atrevió a cantar esos Cantes de Levante en La Unión ante un público que pedía ‘Su primera comunión’, mostrando con desagrado cómo una tierra así estaba olvidando un legado cultural como este. De ahí, la toma de conciencia de Bernal Velasco para ponerlos en valor y promover un festival. “Los primeros diez años fueron los más duros porque tenía ayuda de muy pocos y veía que me habían herido. Fue un tiempo difícil pero arriesgado, porque yo quería que aquello tuviera su fruto, pero no esperaba el fruto que ha tenido”, contaba el propio Esteban en una entrevista el pasado año con motivo de la creación del galardón con su nombre. Su forma de sentir el cante le llevó a esta apuesta; su afición era tanta que llegó a grabar un disco de estos Cantes de las Minas con la discográfica Belter. “La diferencia es que yo sentía el cante, porque lo cantaba, y los demás, al no ser algo de ellos, no podían sentir lo mismo”, lamentaba en aquel entonces. Nunca esperó que llegara a dónde llegó, y se mostraba satisfecho con este este logro. A pesar de las críticas iniciales, “cuando el Festival triunfa, la gente del pueblo empieza a estar orgullosa”, recordaba, a la par, Del Rey.
“La base y los pilares del éxito de este festival la puso él con su trabajo, su rigor y su misión que cumplir -la de dar a conocer y recordar los cantes de su pueblo-, en unos tiempos donde el contexto económico y la apertura eran cero”, afirmaba Blanca del Rey durante la presentación, recalcando cómo el entusiasmo de este fundador suplió a los escasos recursos en ese inicio de los años 60. “Era un hombre cercano, con una gran inteligencia emocional, cultura, bondad y un amor a su tierra increíbles. Era un hombre que lo conseguía todo, y tenía un don que lo enfocaba para los demás”, añadió, mostrando su pasión por un encuentro que lleva siguiendo desde que vino por primera vez en los años 70, atraída junto a su marido por las grandes voces que hasta aquí venían.
La obra consta de capítulos breves y un lenguaje divulgativo que no sigue un orden secuencial, pero que plasma las “incomprensiones y escasos apoyos” del fundador en sus inicios, cómo “el entusiasmo suple al dinero” en estos primeros años, los “momentos difíciles” y los “tiempos confusos”, el “asalto a Televisión Española” o la labor del jurado, tal y como rezan los títulos de algunos de los capítulos del libro.
Es, a fin de cuentas, “un libro escrito desde el corazón”, tal y como describió el presidente de la Fundación Cante de las Minas, Pedro López, que parte de "la ilusión de un soñador”.
Galardones de agradecimiento
La pequeña localidad granadina de Montefrío celebra cada mes de agosto una cita ineludible con el cante jondo. Más de 50 años lleva celebrándose el Festival de Flamenco ‘Manuel Ávila’, motivo por el que la Fundación Cante de las Minas ha concedido el galardón ‘Pencho Cros’ a la Difusión Musical a uno de los encuentros flamencos más antiguos de toda España. Este certamen rinde homenaje a la figura de Manuel Ávila, ganador de la ‘Lámpara Minera’ de 1983. “Para Montefrío es un honor estar hermanados con un festival como el Festival Internacional del Cante de las Minas. Pero si algo hemos de reconocer es la gran contribución de la Peña Flamenca al Festival de Flamenco ‘Manuel Ávila’ de Montefrío”, afirmaba María Remedios Gámez, alcaldesa de Montefrío. “Nuestro Festival no quiere competir con nadie, nuestro festival es diferente a todos. Este Festival tiene que llegar a todos los lugares, desde los más grandes a los más pequeños”, concluía Pedro López.
Para finalizar con los homenajes a las personas que han contribuido a la difusión del Festival más allá de nuestras fronteras, el titular del último ‘Carburo de Oro’ fue Ignacio Pérez Péramo. Su implicación es tal que es el impulsor de la prueba selectiva que se celebra en la localidad de Sagunto desde hace 15 años, motivo por el que la Fundación Cante de las Minas ha querido premiar a este unionense con este galardón. “Mi amor al Flamenco y al Cante de las Minas es insuperable”, afirmaba agradecido, quien quiso compartir este reconocimiento con miembros del comité organizador de la prueba selectiva del Festival Internacional del Cante de las Minas celebrada en la localidad de Sagunto. “La relación entre La Unión y Sagunto es muy estrecha, una colaboración que nace por una persona como Ignacio. Un ejemplo de todas esas personas que han contribuido desinteresadamente a difundir y engrandecer el Festival Internacional del Cante de las Minas”, afirmaba Pedro López Milán.
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