Olvidados por la historia: El condado de Roche

Los orígenes de Roche son relativamente recientes, un motivo que a veces nos lleva a olvidar la historia de esta pequeña población perteneciente a La Unión. Fue en 1860 cuando Roche se separó de Cartagena y pasó a formar parte del grupo de poblaciones que darían lugar a nuestra localidad. Una familia muy vinculada a esta tierra es la del Conde de Roche, cuyo escudo de armas podemos contemplar en la ermita de esta singular pedanía.



Los orígenes del Condado de Roche se remontan al primer tercio del Siglo XVIII, cuando Antonio López de Oliver recibía dicho título nobiliario concedido por la cedula real de Carlos IV. Este antiguo noble aragonés contrajo matrimonio con Mariana de Texedo de Teruel, siendo ambos los primeros señores del Coto de Alquerías de Roche Alto, el cual tenía una extensión de 70 hectáreas.

Durante su regencia fue construida la ermita de la localidad, colocándose en su fachada un escudo heráldico del señorío, igual al que había situado encima de la entrada de su vivienda. Gracias a su contribución a la edificación del templo, el clero otorgó gracia de indulgencia a la familia del Conde.
 
Otra dependencia que edificaron los Condes de Roche fue La Torreta, siendo una de las fincas ganaderas más importantes de la zona. Su enorme casa fue construida a finales del XIX. En ella no solo se alojaban los señores, sino que se encontraban las estancias de los labriegos y ganaderos. Además de la explotación ganadera, en la finca también se practicaba el cultivo del trigo, la cebada o las higueras.

De este matrimonio surgieron dos hijos: José Antonio y José Ignacio. Carlo III otorgó al primero de estos el cargo de Conservador y privativo de la Renta y Fábrica de Pólvora de la ciudad de Valladolid. Además, participó en el traslado de los restos de dicho monarca al panteón del Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

A éste le sucedió; José Antonio de Oliver, el cual recibió el título de manos del rey Carlos IV el 13 de noviembre de 1789. No se sabe si dicho nombramiento fue comprado o un pago de sus servicios a la corona. Al morir sin descendencia, el título pasó a su sobrina, Juana Antonia López de Oliver y Minaya. Tras el fallecimiento de uno de sus hijos sin descendencia, el nombramiento pasó a manos de su hijo menor, Fulgencio Fuster y López de Oliver.

Éste fue el último conde que vivió en Roche, siendo sus restos enterrados frente al Altar Mayor de la ermita. Sin embargo, durante la Guerra Civil algunos desaprensivos desenterraron el cadáver y esparcieron los restos por el interior del templo. A pesar de ello, un grupo de vecinos repararon este atroz acto y depositaron las cenizas del conde en el cementerio de Ntra. Sra. del Rosario de La Unión, desconocemos el lugar.

La línea sucesoria continuó con Enrique Fulgencio Fuster y López (foto adjunta), un aristócrata que dedicó su vida a la conservación del patrimonio artístico y cultural de Murcia. Además, presidio la Cofradía de Jesús Nazareno de Murcia, popularmente conocida como la de los salzillos y reformó su iglesia. Sus posesiones se extendían por toda la geografía murciana e incluso más allá de nuestras fronteras, ya que en el Pilar de la Horadada podemos encontrar una Torre con un escudo heráldico similar al de la Ermita de Roche.

Con el paso de los años, el coto de alquerías de Roche Alto pasó a manos de otros dueños que fueron sucediéndose hasta la actualidad, siendo los últimos propietarios la familia de Damián Paredes Guillén.

En definitiva, una familia con enorme vinculación a la tierra de Roche, una población despreciada a veces por los propios unionenses, pero no por ello deja de poseer una rica historia que debemos de conservar y difundir. El Condado de Roche, signo del esplendor que quiere volver a brillar en esta localidad.

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