El 'Cante en la calle' ha echado raíces muy 'jondas'

Fue en el año 2016 cuando se implantó esta sección del festival de La Unión. El objetivo era ofrecer actuaciones gratuitas en un espacio abierto para acercar el Cante de las Minas a los vecinos y potenciar el ambiente flamenco en la ciudad. El inicio tuvo sus dudas, pero ahora, cuando se alcanza la sexta edición, es obvio que cumple objetivos y que ya tiene la capacidad de movilizar. Ayer, en su estreno de este 2022, fue un ejemplo con un bailaor Rafael Ramírez Vílchez que terminó por poner al público en pie con su actuación.



Las galas son las galas, pero 'el cante en la calle' ya es 'el cante en la calle', con enormes posibilidades de seguir siendo mucho más. Salvando las (enormes) distancias, nos recuerda al Carnaval de Cádiz, que tiene un concurso oficial de chirigotas que desborda su auditorio y una presencia de chirigotas fuera de concurso en la calle que es el gran aliciente para vecinos y turistas. Es el 'dentro y fuera' de los grandes acontecimientos y el de La Unión, aunque ya sea 'cansino' repetirlo, lo es.

El escenario ha vuelto a la zona inferior de la cuesta de la 'Avenida del flamenco' (en 2021 estuvo junto a la fachada) con un amplio escenario que ya comienza a tener su poso con el fondo escénico del monumento al minero y de la 'Catedral del cante' al fondo, a lo que se suma, como entrada a la zona de localidades, el pórtico creado por Esteban Bernal.

Rafael Ramírez Víches, premio 'Desplazante masculino 2021', fue el que inauguró estas citas este año y lo hizo con fuerza y arte muy contagiosos. El bailaor estuvo acompañado por José del Calli al cante y Quilino a la guitarra para ofrecer un recital muy personal. Los tacones del bailaor resonaron por toda la 'avenida flamenca' a base de taranto y soleá por bulerías. El resultado fueron sucesivas ovaciones y un final apoteósico con el artista sevillano bajando del escenario y, con el público en pie, despedirse a 'lo torero'.



 




Imprimir Correo electrónico